Testimonios

Pero sobre todo, ¡Poli fue una fiesta!

Conocí a Poli primero como escritor. Fui estudiante de Letras. Me interesé, en ese momento, por la literatura chilena contemporánea. Para concluir con esos estudios, tuve que hacer un trabajo de tesis. Fue entonces cuando me encontré con la novela En este lugar sagrado, un clásico ya de la literatura chilena. Novela que ha tenido varias sino muchas reediciones, entre ellas la reedición en Inglés que hizo el académico norteamericano John Hassett y que Poli dedicara a mi. Lo que agradecí mucho. Un honor para mí.  Leer más

Luisa Percker

Poli Délano y Luisa Percker

De los últimos años con el Poli

Esto, en el nuevo departamento donde viviría casi feliz. Grandes ventanales, su lugar de laburo amplio, ventilado y radiante. Aquí, ya a las 8 comenzaba a revisar lo del día, lo que en la noche anterior había anotado en un cuadernito. Yo aparecía y me señalaba todas sus tareas del día: huevaditas. Lo importante, era que comenzaba a leer (lo hacía con una rapidez  impresionante). Después, le daba a las páginas de una novela o cuento que pasaba por su mate. Esto, siempre lo conversábamos y le dábamos vuelta a las diferentes situaciones que le iban ocurriendo.  Leer más

Juan Camilo Lorca

Lamento haber conocido a Poli tan tarde

Lamento haber conocido a Poli tan tarde. Y digo tarde porque él fue un amigo de esos que quieres tener toda la vida. Que tipazo. Graciosísimo, gentil, cariñoso y de una caballerosidad que entre la gente de mi generación se ve poco y en la de mis hijas no queda ni rastro.

Tuvimos veladas inolvidables, cada paso por su departamento fue un evento exquisito. Tuve la fortuna de alcanzar a probar los platos que le gustaba preparar y también cociné para él muchos otros que disfrutó de una manera que daba gusto.

En una ocasión, en medio de una cena me dijo “¡Ha sido un tremendo placer conocerte!”. Yo te digo, querido Poli, que el placer fue mío.

Daniela Camilo

La mesa puesta

La muerte de un amigo

Como todos los días y a la misma hora, marco el número telefónico de Juan Camilo para hacer la angustiosa pregunta de hace dos semanas. ¿Cómo amaneció el Poli? Esta vez la respuesta se hace esperar. Ingenuamente, pienso que todo anda bien y pronto tendremos al amigo enfermo en casa. Luego, la voz cascada de Juan. “Afírmate –me dice- Poli murió anoche. Leer más

Rolando Rojo Redolés

Poli Délano y Nano Rojo

El penúltimo round

No era un tema que a alguno de los dos le importara demasiado, pero sí lo suficiente como para mezclarlo con hielo. Fue una madrugada después de haber estado en casa de Carolina y Gianfranco. Comenzamos hablando de boxeo (Ali el más grande y el más negro). Luego de política, tango, mujeres y de Laurel y Hardy. Poli estaba seguro de que el único que había entendido, de verdad, al Gordo y al Flaco era Soriano. Yo estuve de acuerdo. Leer más

Víctor Sáez

Poli Délano y Víctor Sáez

Algo como una deuda…

Poli nació en hogar de intelectuales. Su padre escritor, su madre una notable fotógrafa. Nuestro pacto amistoso, sellado en el viejo Instituto Pedagógico de Macul, fue precedido por mi conocimiento de su padre Luis Enrique Délano en revistas de los años 20. Esas páginas a fuer de caracol marino, refugiaban ecos de un grupo de escritores jóvenes de fines de esa fértil década. Para no desmentir la época, su creatividad fue bautizada imaginismo, y trataba del Mar en una clave afín al título posterior de Valparaíso, puerto de nostalgia de Salvador Reyes. Leer más

Luis Bocaz

Luis Bocaz

Primero brindamos, luego discutimos y reímos

Primero brindamos, luego discutimos y reímos. Entonces yo venía de la consulta del doctor Buraccio. El dentista, luego de una larga digresión acerca de los romanos y de la forma en que solían unir sus dientes con alambres, lanzó la frase que en ese primer momento no alcancé a comprender. Fue por esa razón que de vuelta a mi departamento llamé a Poli y le comenté –Poli, tengo un problema, no entiendo una frase que acabo de escuchar- al otro lado del celular Poli respondió de inmediato – Ven, te espero. Leer más
Reynaldo Lacámara
Reynaldo Lacámara

Poli, más que un buen cuento

No quiero tomar esta invitación a testimoniar sobre Poli como un ejercicio literario en el contexto del taller invitante, prefiero hacerlo como un recuerdo propicio en el ambiente de pandemia. Efectivamente, este tiempo de confinamiento nos ha llevado-al menos a quienes vamos por el tercio último de ciclo vital- a realizar todo tipo de balances de la memoria, ponderando el dulce y amargo del recorrido de vida. Este ejercicio inevitable suele transcurrir por el recuerdo de personas que se nos aparecen como hitos imborrables en nuestras vidas. Y Poli aflora en ese listado de inolvidables. No necesariamente se trata de personas que te hayan acompañado un largo tramo de la vida o cultivado una íntima amistad, ni es condición ni fue este el caso. Más bien opera como un punto de distinción entre la multitud. Leer más

Arturo Infante Reñasco

Arturo Infante

Poli ha sido un hito en nuestra cultura

En el Instituto Pedagógico en los años sesenta del siglo recién pasado escribir era inevitable. El talento era secundario, valía sí la vocación y por sobre todo el estímulo de los entonces jóvenes escritores de esa generación entre los que sin duda destaca Poli Délano. El Poli con su escritura notable, su vasta imaginación y su capacidad para reproducir en forma temprana y elocuente y después de manera magistral, las vicisitudes, los amores, las pasiones y las miserias, no pocas, de esa época ha sido un hito en nuestra cultura. Leer más

Francisco Rivas

Francisco Rivas

Lo aprendí del maestro: ser escritor no es más que un oficio para contar la vida y casi siempre es mejor vivirla

Era mi primera estadía en México, iba con Poli, que me ayudaría con el lanzamiento de un libro de cuentos. Apenas bajamos del avión, en el antiguo y claustrofóbico terminal, nos subieron a esos móviles que se usan para las personas mayores o discapacitadas, porque vaya que nos veíamos consumidos.La realidad es que íbamos con una cruda que duró todo el trayecto(en Santiago nos habíamos organizado una despedida nosotros mismos, a falta de que alguien más lo hiciera). Leer Más

 

Yuri Soria-Galvarro

“Poli fue generoso hasta lo inimaginable”

Numerosos amigos despedimos a Poli Délano en la Casa del Escritor y en el Parque del Recuerdo. Fue el último adiós a un escritor que supo atrapar en sus cuentos y novelas la esencia de personajes que transitaron por el optimismo de los años 60’, los años de la Unidad Popular, y el tiempo de la dictadura. Fue un indudable protagonista de la escena literaria chilena y latinoamericana desde que publicó su libro de cuentos: “Gente solitaria”. Leer Más

Ramón Díaz Etérovic

Poli Délano y Ramón Díaz

Recordando a un inolvidable

Fue a fines de los años 60 del pasado siglo, en su entonces bella “casa – barco” de Cartagena y a través de amigos comunes como era la pareja chileno – británica de profesores y escritores, Ricardo Figueroa y Kate Clark, que conocí a ese singular grupo humano de los Délano Falcón.  Leer Más

Eduardo Contreras M.

Eduardo Contreras M.

Soñábamos con un Chile que diera oportunidades a todos 

Yo estudié en el Pedagógico, los últimos años de la carrera de Castellano que inicié en Concepción. Me adapté rápidamente al cambio, porque valoré el nivel de los catedráticos, su magnífica biblioteca y la oportunidad de concurrir a actos culturales, además de conocer a escritores importantes como Ricardo Latcham y Nicanor Parra, entre otros. Además me integré a la Juventud Comunista del Instituto, con los cuales compartíamos ideales comunes.  Leer Más

Ana Labbe

Poli Délano

En 1995 Poli me preguntó –¿Cómo está Coloane? Él sabía que yo iba a menudo a ver a Francisco. Le dije que estaba bastante bien, pero que era casi un preso en su propio departamento. Le pregunté a Poli –¿Cómo podemos sacarlo de la casa? Y comenzamos a pensar en un plan clandestino. En algún momento Poli me sugirió que yo fuera a visitarlo para decirle que él tenía un libro de su padre que quería regalar a Francisco.  Leer Más

David A. Petreman

Viajes con Poli

Alguna vez, frente a muchas copas de vino, Marcel –quien también se nos fue antes- me dijo que, para bien  o para mal, vivíamos de lo que el Poli nos había enseñado: contar historias y pergeñar textos. Y era cierto.

Más de la mitad de mi vida está ligada a Poli y a los Délano. Bárbara fue una de mis mejores amigas y Viviana ni se diga.  Leer Más

Leo Mendoza

Testimonio de Ricardo Figueroa

Lindo recordar al Poli, ese amigo que inesperadamente un día empezara a cambiar en un giro tan rápido que ni siquiera nos diera tiempo para pensar en que en alguien tan lleno de vida y de futuro, como era él, un cambio  de ese tipo no podía augurar nada normal. Y no fue nada normal.

Quiero decir que, en mi mentalidad de entonces, no cabía ni la idea de que los amigos queridos también terminan por morirse. Y él era uno de los más, si no el más, querido de todos. Pero, claro, no había por qué preocuparse.

Nos habíamos conocido cuando éramos todos jóvenes: tanto, que nuestro problema común era cómo vivir el futuro. Y éste, sólo ofrecía promesas puesto que nos creaba la impresión de que todo era cuestión de tiempo y éste siempre traía éxitos y días felices..  Leer Más

Ricardo Figueroa

Ricardo Figueroa

Tributo a Poli

Conocí a Poli a principios de 1969, más o menos un año después de conocer al que iba a ser el compañero de mi vida, Ricardo Figueroa, quien era gran amigo de Poli.  Así empecé recién a  saber algo de Chile y a conocer de cerca a los chilenos, al llegar a vivir a Chillán solo meses antes de la elección de Salvador Allende en Setiembre del 1970.

Mis primeros días en Chile los pasamos en la casa del Poli en Ñuñoa, donde en esos años él vivía con Maruja Broughton y su hija.  Ricardo me llevó a esa linda casa y Poli y Maruja tuvieron la gentileza de ofrecernos su dormitorio, como un gesto de hospitalidad típico de Poli. Leer Más

Kate Clark

Kate Clark

En su Web; Poli Vive

Hoy avanzo en mi camino de ser parte de este taller, donde la impronta profunda de Poli me admira y por qué no reconocerlo, me llena de pudor y sana envidia. En cada escrito de ustedes, en cada crítica, en la distensión del chat o en el cariño y legado que se percibe en su web, Poli vive.

Tuve el privilegio de conocerlo físicamente, primero con mi padre en Chile, más tarde en el círculo de amistad del exilio mexicano a través de mi madre, en esas veladas bien regadas y lúdicas. Pero al escritor, lo conocí en La Habana de los setenta de modo bastante peculiar, y es lo que quisiera compartir en esta ocasión con ustedes.

Allá disponíamos de excelente y variada literatura, a precios accesibles para cualquiera. Mis deberes de madre, trabajadora, estudiante y militante me dejaban poco tiempo, por lo que era ya un hábito establecido, leer en la “guagua” aprovechando las casi dos horas que demoraba el trayecto de mi casa a la escuela.  Leer Más

Cecilia Ostornol